domingo, 15 de abril de 2007

Crítica: The Shins - Wincing The Night Away

The Shins - Wincing the Night Away
Artsita: The Shins

Album: Wincing the Night Away

Año: 2007

Nota: 6,5/10

The Shins es una de las bandas más interesantes que han aparecido en el Siglo XXI. Alojados por el sello independiente de Seattle, Sub Pop, muy bien podrían estar en una casa discográfica mayor.

James Mercer, compositor, guitarrista y vocalista ha acaparado los elogios de críticos y una vasta audiencia. Reviviendo el pop psicodélico de los 60 de The Byrds y The Zombies, y adhiriendo importantes dosis de frescura y originalidad, sus dos primeras placas “Oh, Invertid World” (2001) y “Chutes Too Narrow” (2003) van a quedar inscritas dentro de los importantes discos de la década.

Tras cuatro años de silencio discográfico, llega el esperado “Wincing the Night Away” y, aún siendo un buen álbum, el resultado es algo decepcionante. The Shins que había estado llamado a revitalizar el pop de esta década, no logra cumplir las expectativas. “Wincing the Night Away” retoma las melodías más simples de “Chutes Too Narrow” añade algunos toques electrónicos, pero pierde fuerza. “Australia” y “Phantom Limb” podrían situarse como algunas de las mejores canciones del año, pero no existe ningún tema épico como “New Slang” y James Mecer canta de forma más reposada, faltando la energía de canciones como “Kissing the Lipless”.

El track de apertura “Sleeping Lessons” si bien posee una interesante melodía psicodélica, sus guitarras terminan emulando a The Strokes, algo nunca antes visto en The Shins y “Pam Berry” es un mero tema de relleno. Otras falencias se evidencian en “Girl Sailor”, canción plana que recicla muchas melodías antiguas.

Por otro lado “Australia” y “Phantom Limb” son grandes canciones y “Sea Legs” posee un ritmo cautivante, logrando la mejor combinación de electrónica y pop psicodélico que parece haber seguido la banda como nueva dirección musical. En esta línea “Split Needless” es como la hermana menor de “Sea Legs” manteniendo el interés, mientras “Black Wave” se sumerge en la lentitud acústica y subterránea de los primeros singles de The Shins.

En resumen, un interesante trabajo, pero insuficiente para los fans que esperaron cuatro años y sólo recibieron casi 42 minutos de música con algunos rellenos sin el salto que amerita un período de reposo tan largo y disponible para la composición. El disco es igualmente recomendable, pues a cada cuál lo suyo, y estas críticas están influenciadas por los altos estándares fijados en el pasado por The Shins y por lo que este álbum estaba llamado a ser.

2 comentarios:

marze pac dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

hola, es raro saber que las cosas -aunque disparatadas- le puedan llegar tanto a alguien..

he estado ojeando tu blog y me ha gustado, pasaré más seguido

saluos
marcela paz