Ayer, partí en la tarde a Santiago y mientras esperaba el bus, me quedé un par de minutos mirando el cielo (tengo una fijación con las imágenes de cielos) y me sentí pequeño. Si bien, esta foto no corresponde a ayer, sino a una tomada en Concepción hace unos años, da una impresión del tipo de efecto emocional que una escena puede generar en una persona.
Después de levantarme de madrugada para ir a una reunión con una de las empresas clientes de la Consultora donde trabajo empezó un día de locos, 2 reuniones en Nos (al Sur de San Bernardo) para planificar un estudio y luego partí a tomar el Metrotren. ¿Sabían que para no atochar el metro decidieron disminuir la frecuencia de trenes y durante el día pasan cada 1 hora? Bueno, llegué cuando el tren estaba partiendo. No tengo tiempo como para esperar una hora. Aprovecho de fumarme un cigarro y devolver una de las 5 llamadas perdidas, que son de la misma persona (alguien a quién asesoro fuera del horario de pega). Me contesta su secretaria. "Te mandó un email, me dijo que enviaras la encuesta ahora en la tarde... ah estás en Santiago... que él había quedado de mandarte el email el Jueves... ah, yo le digo".
¿Ahora cómo me voy?
Le pregunté a una señora cómo llegaba al Metro. "Aquí esá la estación" (le explico que me refiero al metro y no al metrotren) "Tome la micro Buin- Maipo", saco mi tarjeta BIP! y me dice: "esa micro no funciona con tarjeta" (no entiendo nada del nuevo sistema de transporte). Espero 15 minutos, me subo a la micro con un maletín con un notebook, otro con efectos personales y un porta-terno simple (es decir un colgador con una cubierta plástica medio arrugada).
Me doy cuenta que no sé donde bajarme. Pregunto al pasajero que está al otro lado del pasillo cuánto falta para la estación del Metro más próxima. Me responde "que puedo tomar el Metrotren". Explico el asunto otra vez. Me dice que no sabe.
Después de unos 20 minutos veo que vamos por Gran Avenida y me bajo en la estación "La Cisterna". Está lleno de gente, vendedores ambulantes ofrecen porta-credenciales, otros bebidas heladitas. Me fumo un cigarro y camino como 10 minutos en un laberinto dentro de la estación para llegar al andén en dirección a Los Héroes.
El Metro se está llenando y yo con todos los maletines y leseras colgando, parado en una esquina del primer vagón. Cuando me bajo en Los Héroes, camino otro poco para irme en otro Metro en dirección a Pajaritos, pues veo la hora. Ando medio justo para llegar a la reunión que tengo a las 16:00 hrs. en otra empresa en las afueras de Viña del Mar, así que no alcanzo a almorzar en un local.
Cuando me subo al bus en Pajaritos llamo a mi madre para ver si me puede esperar como a las 3 con un plato de comida. Mi vieja va saliendo, me ofrece que deje las cosas en su dpto, le doy las gracias, pero no me conviene. Llamo a mi viejo pa' que me espere con un plato de comida, me dice que OK. Ojeo un rato La Tercera y luego duermo unos 45 minutos.
Al llegar a Viña me bajo del bus, camino unas 5 cuadras, llego donde mi viejo... cazuela al micro-ondas. Mientras se calienta llamo un radiotaxi pa' que me pase a buscar en 25 minutos. Como, converso sobre el Proyecto de Reforma a la Educación y de cómo no apunta en nada a resolver el problema de la calidad de la educación municipalizada, me lavo los dientes, me arreglo la corbata. Me pongo unos zapatos algo roñosos, pero bastante más cómodos y salgo a esperar el radio-taxi. Viene ligeramente atrasado.
Llega. Me subo y... magia, en la radio suena "Some Never Come Home" una canción de Brad, uno de mis grupos favoritos. Es una canción del año 1997 que jamás fue famosa, nunca la había escuchado en la radio. De hecho, la última vez que escuché a Brad en el aire fue como en 1998. Me entusiasmo, empieza mi mejor momento del día. Le doy la direción a donde voy al chofer y le pido que suba el volumen. El tipo se extraña, pero lo hace. Guardo silencio mientras voy subiendo por los cerros norte de Viña y se ve un cielo algo nuboso, pero que alumbra interesantemente la ciudad, se ve hermosa. Me relajo completamente, cargo pilas. El viaje dura 20 minutos, firmo el vale (la empresa paga). Me bajo, me fumo un cigarro y entro a la reunión que resulta bien.
Me quedo conversando con un gerente que quiere evaluar postualntes para dos cargos, y luego me junto con los tres hombres claves para echar a andar un poryecto. Salgo me fumo otro cigarro mientras espero la micro que me lleva de vuelta al plan. Me doy cuenta de que tengo otra llamada perdida de la misma oficina, me contesta el brazo derecho de la persona en cuestión: "¿Me mandaste la encuesta?" Le explico el asunto. "Ah, osea que él se demoró... no te preocupes... igual mañana hay mucha otra pega que hacer." Tomo la micro.
Estoy a 3 cuadras de la Consultora y veo a una amiga caminando al lado de la micro. Me bajo, la saludo. Nos vamos conversando y me acompaña hasta la puerta de la oficina. Me despido, subo. Dejo el notebook, le pido a mi jefe que nos juntemos mañana en horario AM, me dice que se va a Santiago, "si quieres me esperas 5 minutos y conversamos". OK. Me tomo como el quinto café del día. Somos los únicos que vamos quedando. Planificamos la semana en 15 minutos, hablamos algunos temas varios y nos reímos un poco. Me despido, camino otras 3 calles, mirando portadas de los diarios, compro otra cajetilla y tomo la micro a mi casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario